RESUMO
A recent and controversial hypothesis suggests the presence of an oestrus phase in women as in other mammals. This implies that women at their optimal fertility point of the menstrual cycle exhibit behaviors focused to maximize the genetic quality of their offspring. Several studies support this hypothesis, finding that women in the fertile phase tend to prefer men with traits associated to phenotypic quality, such as greater facial masculinization and symmetry. We experimentally tested some of the observations supporting this hypothesis in a population of 810 young Spanish women. We analyzed whether the preference for masculinized male faces is affected by I) the phase of the menstrual cycle, II) having a stable partner and III) the use of birth control pills. We could not repro-duce the effect of the first two factors, but we found that women using hormonal contraceptives tend to prefer men with less masculine faces. These results indicate that some of the evidences supporting the oestrus hypothesis in humans must be reviewed, incorporating data from different socio-cultural and ethnic populations
Recientemente se ha postulado una controvertida hipótesis que propone la presencia de un periodo de estro en las mujeres, como ocurre en otros mamíferos. Ello implica que las mujeres en el óptimo de fertilidad del ciclo menstrual presenten comportamientos encaminados a maximizar la calidad genética de su descendencia. Diversas investigaciones sostienen esta hipótesis, al encontrar que las mujeres en la fase fértil prefieren hombres con rasgos que denotan mayor calidad fenotípica, como un mayor grado de masculinización o una mayor simetría. Nuestro objetivo ha sido testar experimentalmente en una población de 810 jóvenes españolas alguna de estas observaciones. Analizamos si, tal como se recoge en la bibliografía, la preferencia por rostros de hombres masculinizados se ve afectada por I) la etapa del ciclo menstrual, II) el tener pareja estable y III) el empleo anticonceptivos hormonales. No hemos podido reproducir el efecto de los dos primeros factores, pero sí encontramos que las mujeres que emplean anticonceptivos hormonales prefirieron rostros de hombre menos masculinos. Estos resultados no refutan la hipótesis del estro en humanos, pero nos indican que algunas de las pruebas que la sustentan han de ser reconsideradas, incorporando datos de poblaciones étnica y socioculturalmente diferentes
